Atentos a la Ciberviolencia de género

¿Qué es la Ciberviolencia de Género?

¿Sabemos a qué nos referimos con el término «ciberviolencia de género»? Por si no está claro, o para evitar malos entendidos, vamos a desglosar este concepto.

El término incluye tres conceptos (ciber, violencia y género), así que abordaremos cada uno de ellos, desde lo más genérico hasta lo más específico.

Violencia: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia es «el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte». En resumen, es una acción intencionada que causa daño a una persona o colectivo, ya sea físico o psicológico.

Violencia de Género: Según la Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género, la violencia de género se define como el acto de violencia física y psicológica que, como manifestación de la discriminación, la desigualdad y las relaciones de poder entre hombres y mujeres, se ejerce sobre estas últimas por parte de sus parejas o exparejas. Esta violencia, impulsada por estereotipos sexistas y la posición dominante de los hombres en una cultura machista, puede manifestarse, por ejemplo, en celos infundados de un hombre inseguro que considera a su pareja como una posesión.

Ahora, ¿qué pasa con la violencia hacia los hombres? Sí, existe, pero generalmente por otras causas y estadísticamente en menor frecuencia que la sufrida por las mujeres. Puedes consultar estadísticas aquí.

Ciberviolencia de Género: El término «ciber» se utiliza cuando se realiza algo a través de internet. En el caso de la ciberviolencia de género, nos referimos a la utilización de medios tecnológicos, como internet o el móvil, para ejercer violencia de género, como el cibercontrol de la pareja.

¿Está ocurriendo esto con frecuencia? Más de lo que pensamos, especialmente entre parejas jóvenes. Sin embargo, es difícil de detectar, ya que la violencia de género, al igual que la ciberviolencia, es complicada de reconocer, sobre todo en sus etapas iniciales.

La violencia de género en difícil de reconocer en sus primeros peldaños.

La violencia de género es difícil de reconocer en sus primeros estadios. Como veremos a continuación, tanto la violencia de género como la ciberviolencia son complicadas de identificar en sus primeras etapas, y esto se debe a varias razones:

  • En primer lugar, la víctima suele estar enamorada, y como se suele decir, «el amor es ciego».
  • Por otro lado, la violencia avanza de manera gradual y sutil, paso a paso. Nadie suele manifestar agresión física en la primera cita, ¿verdad?
  • A menudo asociamos la violencia de género con la violencia física o sexual, lo que lleva a que se subestimen las primeras manipulaciones o chantajes emocionales en los primeros escalones.

Es importante tener en cuenta que muchas prácticas de control, celos y emociones descontroladas pueden ser justificadas por un concepto romántico del amor que escapa a la razón y lo justifica todo.

Carmen Ruiz Repullo ilustra de manera esclarecedora este aumento de control en su historia de Pepa y Pepe. En ella, podemos observar cómo Pepe, bajo la excusa de su amor por Pepa, la va aislando gradualmente de su entorno.

Familiares y amigos debemos estar atentos a estas señales.

Señales de Advertencia: Amigas, amigos y familiares, debemos estar atentos a señales que indiquen una relación tóxica. Algunas de estas señales incluyen:

  • Baja autoestima, nerviosismo o depresión.
  • Sumisión total a la pareja sin cuestionamientos.
  • Preocupación constante por no molestar a la pareja.
  • Aislamiento social y abandono de actividades que antes disfrutaba.
  • Manifestaciones de celos infundados por parte de la pareja.
  • Mentiras y justificaciones constantes en favor de la pareja.
  • Cambios en la apariencia o comportamiento.
  • Ausencia en actividades académicas y problemas de estudio.

Ciberviolencia de Género: Cuando se utiliza internet, redes sociales o el móvil para controlar y restringir la libertad de la pareja, estamos hablando de ciberviolencia de género. Es crucial estar atentos a prácticas como:

  • Obsesión con mensajes y llamadas constantes.
  • Exigencia de respuestas inmediatas a mensajes.
  • Control telefónico para verificar la compañía.
  • Petición de contraseñas o revisión del móvil.
  • Coacción para participar en Sexting, convirtiéndolo en chantaje o sextorsión.
  • Control de las publicaciones en redes sociales.
  • Censura de lo que se puede decir en línea.
  • Prohibición de participar en redes sociales y control de las amistades.

Es fundamental reconocer estas señales para intervenir antes de que la situación empeore. La ciberviolencia de género es parte de un problema cultural arraigado en la sociedad actual. Para prevenir estas conductas, debemos cambiar nuestra cultura y fomentar una educación basada en el respeto mutuo e igualitario entre las parejas.

Un cambio cultural pendiente: Hacia Relaciones de Pareja Positivas

Para superar estas conductas, es imperativo que, como sociedad, modifiquemos esta cultura y fomentemos una educación basada en la igualdad y el respeto mutuo entre las personas que conforman una pareja.

Se aboga por relaciones donde cada individuo tenga su propio espacio y privacidad, fundamentadas en la confianza y el respeto mutuo. En estas relaciones, cada persona es responsable de su propia felicidad y no se convierte en una entidad dependiente del otro. Los celos, lejos de ser considerados una prueba de amor, son entendidos como signos de inseguridad e inmadurez.

En resumen, aspiramos a relaciones de pareja positivas, donde en lugar de restar, sumen. Estas relaciones no buscan anular al otro, sino que, a través del apoyo mutuo, ambos individuos crecen como personas y, desde su libertad individual, eligen estar juntos. Este cambio cultural es esencial para construir una sociedad donde las relaciones se basen en la equidad, el respeto y la contribución positiva al crecimiento personal de cada individuo en la pareja.
En definitiva, buscamos relaciones que sumen y permitan el crecimiento personal, en libertad y decisión conjunta.

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